Una de las cosas que he tenido que aprender a comer de mayor es el pepino (amado y odiado con igual intensidad), de hecho no me enamoré de él, gastronómicamente hablando, hasta después de un caluroso viaje a Atenas, donde descubrí sus bondades y me enamoré del tzatziki, además de la cuidad por supuesto.
El tzatziki es una salsa densa, cremosa y muy refrescante, por lo que resulta ideal en verano acompañando un pan de pita o como aliño de una ensalada, pero marida también muy bien con unas patatas gajo al horno como las de ayer o con una carne especiada.
INGREDIENTES:- 2 yogures griegos sin azúcar
- 1 pepino pequeño
- 1 diente de ajo
- el zumo de medio limón
- una cucharadita de menta o hierbabuena picada
- una cucharada de aceite de oliva virgen extra
- pimienta negra recién molida
- sal
ELABORACIÓN:
Lavamos bien el pepino, lo secamos y lo pelamos. Con un rallador fino lo rallamos todo, lo salamos y lo dejamos escurrir en un colador para que vaya soltando el agua.
Mientras en un bol mezclamos los yogures, el diente de ajo picado muy fino, el zumo de limón, la menta picada, la sal, un poquito de pimiento recién molida y el aceite.
Por último, incorporamos el pepino bien escurrido, removemos suavemente y llevamos una hora por lo menos a la nevera, para servir frío.
NOTAS:
Para que tenga la consistencia adecuada el yogurt tiene que ser griego, para conseguir una salsa cremosa, en caso de que solo tengas yogures normales, cuélales el suero para que queden más densos.
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