Ya hace un tiempo que me he hecho adicta al porridge para desayunar, aunque la base es siempre la misma leche y avena, según el topping que le pongas cambia totalmente el sabor, me encanta añadirle esta mermelada de frambuesas sin azúcar para conseguir un toque ácido, pero cuando quiero darle un toque dulce recurro a esta compota.
No sólo tiene un color precioso, sino que además tiene un sabor muy particular, dulce pero no mucho, que me recuerda vagamente al sabor del ruibarbo que tan difícil es de conseguir por estos lares.
INGREDIENTES:
- Una manzana dulce
- 150 gr de fresas
- 1/4 de cucharadita de pasta de vainilla
- un vaso de agua
ELABORACIÓN:
Pelamos la manzana y la picamos en trozos bastante pequeños. Lavamos y secamos las fresas, les cortamos las hojas verdes y las cortamos a la mitad.
En un cazo ponemos el agua , la manzana picada, las fresas y la cucharadita de vainilla, lo ponemos a fuego medio alto y lo llevamos a ebullición removiendo de vez en cuando. Lo dejamos hervir unos 15 minutos hasta que la manzana esté blanda y las fresas se deshagan.
Podemos aplastarlos simplemente con un tenedor o triturar con una batidora de mano para obtener una textura más homogénea, servimos inmediatamente o templada.
Podemos guardarla en la nevera hasta tres días.
NOTAS:
La manzana tiene que estar dulce y las fresas maduras para conseguir todo el sabor de esta compota. Si os gusta más dulce podéis añadirle una cucharada sopera de azúcar.
Podéis servirla con el porridge del desayuno y granola como en las fotos, como topping con un pudding de chía o con yogurt o sólo como postre.
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