Como ya os comenté el viernes, durante este mes de Agosto voy a publicar las recetas gallegas básicas que preparamos en casa en verano y como no podía ser de otra manera, voy a empezar por la estrella del verano: La sardina. Las sardinas, son uno de los ingredientes principales de las comidas de fiesta en Galicia durante el verano, no hay reunión que se precie en la que no se asen unas sardinas, y la verdad es que bien asadas son un auténtico manjar.
Ahora mismo, las sardinas que podemos encontrar en el mercado ya no son sardinas de ría, pero son sardinas del Gran Sol, que son bastante diferentes de la sardina mediterránea, por tamaño, escama y sabor. La sardina de agua fría es de tamaño más grande, tiene una escama más grande y una carne más grasa y sabrosa. La escama grande hace que con el calor de las brasas se funda formando una costra y que se ase por dentro sin perder sus jugos.
Otra característica es que en el mercado gallego se compran por docenas aunque el precio sea por kilo, por que se calcula más o menos, media docena de sardinas por comensal. Que sean de tamaño grande no significa que tengamos que comprarlas enormes, la más rica es la de tamaño mediano. La sardina gallega se asa entera, sin eviscerar, por lo que en el mercado el pescadero simplemente las sala con abundante sal gorda y se dejan así en la nevera así hasta el momento de asarlas.
INGREDIENTES:
- 2 docenas de Sardinas medianas ( 1/2 docena por comensal).
- Sal gorda.
- 4 patatas gallegas medianas cocidas.
Primero se preparan las brasas, que se hacen quemando leña de troncos pequeños y ramas (en la zona de las rías bajas, la receta tradicional de brasa es con sarmientos de vid).
Mientras se consumen las brasas preparamos las patatas. Las lavamos bien y cortadas en trozos grandes con la piel. Las colocamos en una olla con abundante agua salada fría, las cocemos hasta que estén tiernas, unos quince minutos a fuego medio-fuerte. Reservamos.
Cuando el fuego se ha consumido y tengamos las brasas listas, se colocan las sardinas en la parrilla, y se hacen por un lado hasta que veamos que el ojo está blanco. En ese momento les damos la vuelta y las asamos unos minutos más, teniendo mucho cuidado de no quemarles la cola, porque sino se escapan los juegos. Servir inmediatamente acompañadas con las patatas cocidas.
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