La receta de hoy va para todos los que ya comenzáis a sentir el otoño, para acompañar un té especiado calentito mientras que llegan los primeros fríos y las primeras lluvias, para disfrutar de un buen pastel casero, bien fragante, lleno de especias y con el toque jugoso que le aporta la manaza, que no solo de verduras vive el hombre , ¿verdad?
90 gr de mantequilla a temperatura ambiente
100 gr de azúcar
2 huevos grandes ligeramente batidos
1 cucharadita de pasta de vainilla
200 gr de harina integral
6 gr de levadura tipo royal
Una pizca de sal
125 gr de yogurt griego
3 manzanas
90 gr de azúcar moreno
3 cucharaditas de canela de ceylan
Precalentamos el horno a 170 grados. Untamos un molde redondo de unos 20 cm con mantequilla, lo espolvoreamos con harina haciendo una capa fina, sacudimos el sobrante y reservamos.
Colocamos en un bol la mantequilla y el azúcar, con la ayuda de la batidora eléctrica o de unas varillas eléctricas, mezclamos hasta obtener una crema de color claro y de apariencia esponjosa.
Añadimos los huevos y la vainilla poco a poco hasta que se integren.
Tamizamos la harina con la sal y la levadura.
Añadimos a la mezcla de la mantequilla la harina y el yogurt poco a poco alternándolos, mezclamos lo justo para integrar y reservamos.
Pelamos las manzanas y las cortamos en gajos, las ponemos en un bol y las impregnamos bien con el azúcar moreno y la canela.
Ponemos la mitad de la masa en el molde, añadimos la mitad de las manzanas formando una capa, añadimos el resto de la masa y terminamos con el resto de las manzanas cubriendo bien toda la superficie.
Horneamos el pastel durante unos 60 minutos, hasta que veamos que las manzanas están doradas y crujientes y que si movemos el molde la masa está firme.
Sacamos del horno y lo dejamos enfriar unos 20 minutos antes de desmoldar.
Podéis tomarlo tal cual, con un té o con una bola de helado de vainilla si como yo todavía vivís en verano.
No hay comentarios
Publicar un comentario