Si estuviésemos desayunando juntos os contaría que esta semana he empezado a disfrutar de mis vacaciones gallegas. El tiempo incierto, no saber si al día siguiente el tiempo te va a permitir hacer lo que has planeado o si tendrás que inventarte un plan alternativo porque llueve, estar en mi casa con mi familia, disfrutar de mi cuidad, de estos paisajes verdes, de las playas salvajes de agua congelada, de dormir en pleno mes de Julio arropada por una manta, de recoger fresas silvestres en el jardín y mil pequeños detalles más, me hacen enormemente feliz. Creo que soy muy afortunada por tener siempre un hogar al que volver, un padre maravilloso que lo conserva y que siempre nos recibe con los brazos abiertos, aunque lo invadamos como los vikingos, le pongamos patas arriba sus rutinas y su casa.
Si estuviésemos desayunando juntos os contaría que esta semana vimos juntos Truman, una película a la que le tenía ganas y que no pude ver antes y he de deciros que me alegro de haberla visto juntos porque es una película para hablar, comentar y pensar, es una película de las que te llegan al corazón. Es una película muy valiente. Es valiente por hablar de un tema tan duro como enfrentarse a la muerte, porque por mucho que lo queramos dulcificar hay momentos en que los enfermos tienen que mirar directamente a la muerte a los ojos y decidir. Es valiente por la posición que toma el protagonista, porque decide. Cualquiera de las dos alternativas que tiene en su situación son valientes, tanto luchar hasta el final como asumir la muerte desde la dignidad, son decisiones valientes. Es valiente por las maneras de enfrentarse, por contar sin enseñar los previos a la muerte, los síntomas de la enfermedad. Es valiente por enseñar lo importante, el amor de las personas que de verdad te quieren, el disfrute tranquilo de la vida, la serenidad del alma, aunque por dentro tengas miedo y como has de ir dejándolo todo antes de partir.
Si estuviésemos desayunando juntos os contaría que también es valiente porque habla de miedo, del miedo a enfretarse a los propios sentimientos, el miedo a despedirse de los seres queridos. Para mí esos son los verdaderos valientes, los que hacen las cosas a pesar del miedo.
Si estuviésemos desayunando juntos os contaría que a mí ser madre me ha hecho más valiente, he tenido que salir de mi zona de confort y hacer muchas cosas con los niños o para los niños que antes no hubiese hecho. Es verdad que con la maternidad surgen muchos nuevos miedos, pero también nace una fortaleza que te obliga a enfrentarte a ellos. Este año de cambios en nuestra familia, hemos tenido que enfrentarnos a pequeños retos en nuestro día a día que te hacen enfrentarte a la vida con cada pequeña decisión. Con cada mudanza dejas un sinfín de amigos por el camino, pero tienes la oportunidad de conocer y acercarte a otras personas a las que de otra manera no conocerías y es una experiencia muy enriquecedora. Cuando ya tienes una edad haces amigos de otra manera porque valoras otras cosas y es muy roconfortante cuando conectas con gente nueva con la que te llevas bien.
Si estuviésemos desayunando juntos os contaría que hoy en día parece que hay que disfrutar todo a lo grande, pero para mí hay otras maneras de disfrutar de la vida. A mí me gusta disfutar con calma, saboreando los trocitos, dando pequeños sorbos, y disfrutando de cada momento, porque nunca sabes lo que te espera a la vuelta de la esquina y cada momento es único.
Así que si me preguntáis, estas vacaciones voy a ser valiente y a disfrutar. Nos vemos el domingo que esta semana si hay libro.
Cuanta verdad¡ yo no he tenido valor de ver Truman todavía quizá me lo planteé como un reto o quizá todavía no. Ser madre te quita unos miedos y te pone otros, pero como tú bien dices hay que disfrutar el día porque no sabes lo viene detrás. Como alguien me dijo una vez vive el momento, el ayer no va a volver y el mañana no sabes si vendrá. Un beso y felices vacaciones¡
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